jueves, 22 de agosto de 2013

Caos.

Voy paseando por Lisboa sin rumbo, observando cada edificio decadente y cada edificio mal cuidado. De repente, escucho a una mujer quejándose de tan poca belleza pero yo no lo veo así.
Tal vez sea porque hasta en el edificio más abandonado yo encuentre belleza, o tal vez porque ese edificio es un caos, una ruina, algo que nadie quiere, como yo.
Últimamente siento que la gente que me rodea solo me quiere para pedirme cosas pero no quiere estar conmigo porque yo no tengo belleza ni exterior ni interior.
Y me doy cuenta de que yo cojo cariño a las personas pero para ellas solo soy una persona más, una persona desconocida e insignificante. Y me reemplazan.
Me reemplazan porque cualquier persona vale mucho más que yo y lo entiendo.
Al fin y al cabo...Nadie quiere un edificio decadente y abandonado, ¿no?
Y siento que no me quieren mis supuestos amigos, que si mi familia pudiera abandonarme y darme la espalda también lo haría y que hasta mi propio reflejo me odia porque veo el odio en sus ojos.
Simplemente lo veo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario