sábado, 14 de septiembre de 2013

Loba.

Me gustaría escribir un mensaje previo:
Esta entrada está dedicada para Mery.
Gracias, Mery, por volverme a traer y con más fuerza al mundo de la tinta y las letras. Gracias, Mery, por ayudarme a mejorar y por todo tu apoyo. Gracias, Mery, por ser como tú eres... De caos a caos, gracias.

La loba paseaba por el bosque serena, fiel a su dueña y llena de paz.
A su lado, ella, una chica bastante parecida a su fiel amiga canina, no en el físico, pero sí en la personalidad... Atravesaba, arco en mano, el bosque, esta vez nevado, mientras la loba trotaba a su lado.
Ella, los rizos rebeldes cayendo por sus hombros, ojos marrones llenos de hipnotismo, paseaba por el bosque sin rumbo, sin un objetivo, sin nada.
Ella ahora caminaba con su arco simplemente porque le encantaba admirar el bosque esta vez nevado, arco en mano y loba al lado.
Su amiga salvaje siempre le había sido fiel. Habían cuidado la una de la otra siempre desde aquel día... Ella huyó de todo en dirección a ese bosque, refugiándose en una cabaña donde se encontró, por sorpresa, con el animal.
Y se notaba en sus miradas la paz, el cariño, todo lo que habían vivido juntas.
A veces se notaba tristeza, otras veces se notaba amor, otras, pérdida, pero ahora estaban contentas.
Ese bosque, con su toque mágico, les había envuelto, con su encanto, con su luz, lo que ellas antes habían sido. Ahora paseaban por el bosque con un pasado muy duro, pero un buen presente y un futuro que parecía que iba a ser mucho mejor.

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